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El Nobel de la CIA

La CIA reveló que financió la edición rusa de Doctor Zhivago, para que Boris Pasternak pudiera obtener el Premio Nobel de Literatura.

Por Patricio Zunini.

Según el crítico y académico inglés John Carey —quien fuera jurado del Booker Prize, el premio más importante para los escritores de habla inglesa— Graham Greene nunca recibió el Nobel por el “antisemitismo de sus novelas anteriores a la guerra”. Para Carey, el perfil de un personaje como el judío Colleoni en Brighton Rock, “habría sido aplaudido por Hitler”. Si realmente esta fuera la razón, no se explica entonces cómo Greene fue galardonado en 1981 con el Premio Jerusalem.

 

En el artículo The Nobel Prize for Political Literature, después de mencionar la larga lista de escritores que no lo recibieron (Tolstoi, Henry James, Proust, Joyce, Borges, Nabokov), el periodista Joseph Epstein dice una verdad conocida por todos:

El Premio Nobel de Literatura, como el Premio Nobel de la Paz, se ha dado con demasiada frecuencia por motivos políticos. Durante un tiempo fue a los disidentes soviéticos: Pasternak, Alexander Solzhenitzyn y Joseph Brodsky. En años más recientes, el premio ha recaído en escritores marxistas, especialmente los que tienen un resentimiento contra los EE.UU., entre ellos Günter Grass, Dario Fo, José Saramago.

En la relación política y literatura, tal vez el caso paradigmático sea el de Boris Pasternak. El escritor ruso fue candidato siete veces entre 1946 y 1958, cuando finalmente lo obtuvo tras la publicación de Doctor Zhivago. Pasternak venía de una familia de artistas: el padre era pintor, la madre concertista de piano. Por su casa pasaban figuras como León Tolstoi y Rilke. Fue amigo de Anna Ajmátova y Osip Mandelstam, poetas destacadísimos que, por disidentes, padecieron una vida de tragedias. El marido de Ajmátova fue fusilado, ella proscripta y el hijo deportado a Siberia; por temor a que también lo mataran, ella quemó todos sus manuscritos. Osip Mandelstam fue arrestado en 1934 por escribir un poema contra Stalin; salvó la vida gracias a que Pasternak intercedió por él ante el propio Stalin. Cuatro años más tarde, sin embargo, lo encarcelaron nuevamente y murió en un campo cercano a Vladivostok. Pasternak, también proscripto, debió ganarse la vida traduciendo a los clásicos como Brecht y Shakespeare.

Doctor Zhivago es su segunda novela, luego de la autobiográfica El salvoconducto. Entre una y otra pasaron más de 25 años. Escrita en 1957, es considerada la novela de su madurez. Está situada en la Primera Guerra Mundial, inmediatamente después de la Revolución Rusa. Pasternak la envió a diferentes revistas y editoriales, pero todas la rechazaron. La censura consideraba que el protagonista estaba preocupado por el bienestar de los individuos antes que por el de la sociedad. Nikita Kruschev, quien tras la muerte de Stalin había asumido como Primer Secretario del Partido Comunista de la URSS, inició entonces una nueva campaña contra Pasternak.

Eran años de Guerra Fría. En Estados Unidos gobernaba Ike Eisenhower. Su política internacional se basaba en una aparente contención militar, sin intervenciones bélicas ante la Unión Soviética. Pero a través de la CIA, Eisenhower apoyó los golpes de Estado a los gobiernos de izquierda en Irán, Guatemala, Vietnam del Sur, Indonesia y la revolución húngara.

Es aquí donde se cruza la vida de Pasternak. Recordemos que en aquel tiempo el macartismo estaba en su apogeo. El cine traía continuas amenazas del Planeta Rojo. El premio Nobel a un importante escritor perseguido podía ser un gran golpe de efecto en la propaganda anticomunista.

Tras la serie de rechazos en Rusia, Pasternak envió el manuscrito a la editorial italiana Feltrinelli por intermedio del corresponsal de Radio Moscú, donde se publicó casi inmediatamente. Ese mismo año se tradujo al inglés y al francés. Y un año después, circuló una versión pirata en Moscú. En 2009, el periodista Ivan Tolstoy dio a conocer una investigación que demostraba cómo la CIA había participado en la publicación rusa:

No fue hasta septiembre de 1958 —justo un mes antes de que la Academia Sueca hiciera el anuncio— que una versión del texto original en ruso vio la luz en la Expo 58, la Feria Universal de Bruselas. Era un libro plagado de errores tipográficos y gramaticales, pasajes incompletos y líneas de la historia mal desarrolladas. Este Zhivago claramente no había ido a través de canales de publicación ordinarios. Entonces, ¿quién fue el responsable?

La historia, como puede preverse, es como si saliera de una película de espías. Según Tolstoy, la CIA supo que el manuscrito estaba en un avión al que hicieron desviar hacia Malta. Allí secuestraron el texto un par de horas, fotografiaron hoja por hoja y lo devolvieron sin que nadie se diera cuenta. Unos días después produjeron una pequeña tirada de ejemplares usando el papel y las tipografías típicas de las ediciones soviéticas y se encargaron de que llegaran a los miembros de la Academia. El informe de Tolstoy fue cuestionado desde el momento en que apareció, pero hace menos de un mes, la propia Agencia Central de Inteligencia publicó un tuit en el que confirmaba haber financiado la edición en ruso. Con esta novedad, Tolstoy fue entrevistado por el Washington Post:

—La CIA no podía predecir las acciones de la Academia Sueca —dijo.— Pero podía asegurarse que Pasternak fuera un candidato legítimo disponiendo la publicación de Doctor Zhivago en ruso. En ese momento, el contrabando del libro en la Unión Soviética a los efectos de la distribución clandestina era menos prioritario. Sería oportuno señalar aquí que la KGB intentó contrarrestar los esfuerzos de la CIA presionando a la Academia Sueca para eliminar el nombre de Pasternak de la lista de candidatos, tanto por comunicados de la embajada soviética en Estocolmo como por intermedio de varias figuras europeas influyentes, a través de sobornos y coerción. Resultado final: CIA 1, KGB 0.

Al principio, Pasternak estaba muy agradecido por el Nobel, pero a los pocos días, bajo una intensa presión del gobierno debió enviar otra carta: «Considerando el significado que este premio ha tomado en la sociedad a la que pertenezco, debo rechazar este premio inmerecido que se me ha concedido. Por favor, no tomen esto a mal». Boris Pasternak murió dos años después. El año en que le fue concedido el Premio Nobel, Bill Mauldin ganó el Pulitzer con una caricatura que muestra a Pasternak haciendo trabajo forzado en Siberia: “Yo gané un Premio Nobel”, le dice a otro prisionero, “¿Cuál es tu crimen?”.

En 1964, ya alejado del poder, Nikita Kruschev leyó Doctor Zhivago: «No deberíamos haberla prohibido», escribió en sus memorias, «Tendría que haberla leído. No hay nada antisoviético en ella».

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