Por Ecman.

Cuando estábamos eligiendo libros para la selección de novedades, uno de los libreros dijo: “Este lo tenemos hace tiempo, pero me gustaría que lo pongas porque es un libro feliz”. Y fue tan efusivo al recomendar La biblioteca ambulante, de Christopher Morley, que al final me lo compré. El de la foto es mío. Si lo quieren, apúrense, no hay muchos. Lo arranco hoy mismo, la semana que viene les cuento.

Ahora sí, las novedades. Primero, Chuck Palahniuk traducido por Javier Calvo: Maldita (Penguin) es la historia de una chica de 13 años con sobre peso. Ah, y está muerta. Sigo. Harper Lee se tomó un par de añitos para publicar una novela después de Matar a un ruiseñor: Ve y pon un centinela (Harper Colins) retoma los personajes de aquella gran novela; en realidad fue el manuscrito previo a aquela novela. Pueden esperar los aburridísimos papers que analicen si Harper Lee es una “escritora” (repitiendo la misma monótona discusión sobre Juan Rulfo) o pueden leer este librazo (y por qué no también a Rulfo). Se va la tercera: Henry Jaglom se viste de Mirtha Legrand y compila las conversaciones que mantuvo con el director de Citizen Kane en Mis almuerzos con Orson Wells. Y cerramos la lista con Sarah Thornton. ¿La tienen? Es la autora de Siete días en el mundo del arte, que fue una especie de bestseller de culto. Aquí vuelve con 33 artistas en 3 actos en donde analiza las obras de Jeff Koons, Ai Weiwei, Maurizio Cattelan, etc.

Ahora sí, la info de cada uno:

La librería ambulante, Christopher Morley
(Periférica, 184 páginas)

Prepárese para entrar en un mundo único y lleno de encanto, donde el tiempo se ha detenido: estamos en la segunda década del siglo XX, en unos Estados Unidos todavía rurales y de paisajes idílicos, donde conviven los viejos carromatos y los novísimos automóviles; Roger Mifflin, un librero ambulante que desea regresar a Brooklyn para redactar sus memorias, vende su singular librería sobre ruedas (junto a su yegua y su perro) a la ya madura señorita Helen McGill, quien decide, harta de la monotonía de su vida, lanzarse a la aventura y recorrer mundo. A partir de ese momento se sucederán los encuentros y los desencuentros, y las más divertidas peripecias se darán la mano con las grandes enseñanzas que proporcionan libros y librero. Desde que este clásico de la literatura norteamericana se publicara en 1917 han sido muchos los lectores seducidos por su poder evocador, por el reconfortante humor que destila y, cómo no, por su atención a los pequeños detalles: estas páginas huelen a las hogazas de pan recién sacadas del horno; en ellas se siente el viento de otoño en los abedules. «Cuando tengo ganas de sonreír un poco, para que sean más ligeras las tardes, leo las primeras novelas de Morley.» Eugene O’Neill, poco después de obtener el Premio Nobel de Literatura.

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Maldita, Chuck Palahniuk
(Penguin, 336 páginas)

Después de Condenada, Chuck Palahniuk nos trae de vuelta a Madison Spencer, la adolescente muerta más vivaracha y mordaz del inframundo, en una aventura que la llevará a luchar contra el mismísimo diablo. «Me llamo Madison Desert Flower Rosa Parks Coyote Trickster Spencer, y soy un fantasma. En otras palabras: ¡Bu! Tengo trece años y un poco de sobrepeso. En otras palabras: estoy muerta y encima gorda.» Al finalizar el día de Halloween, los muertos que no regresen a tiempo al inframundo quedarán atrapados en el mundo de los vivos. Precisamente esto es lo que le ocurre a la adolescente muerta más mordaz y deslenguada del Infierno tras sus alocadas aventuras para enfrentarse al mismísimo diablo. Ahora, gracias a las confesiones sádicas y horripilantes de su blog personal en el limbo, descubriremos que Madison no llegó al Infierno por error o por casualidad, sino que fue condenada por las cosas terribles que hizo en vida. Y, por si fuera poco, Satanás, que desde el principio la tuvo en el punto de mira, pretende utilizarla para inaugurar con ella y sus célebres padres una era de condenación eterna en la Tierra.

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Ve y pon un centinela, Harper Lee
(Harper Collins, 304 páginas)

Estamos ante uno de los grandes acontecimientos literarios de los últimos tiempos: la publicación de la primera novela de Harper Lee, la admirada autora del bestseller ganador del Premio Pulitzer Matar a un ruiseñor. El libro fue escrito a mediados de los años 50, y fue el primer manuscrito que Harper Lee presentó a sus editores antes de Matar a un ruiseñor. Este manuscrito se dio por perdido hasta que fue descubierto a finales de 2014. Ve y pon un centinela nos presenta a muchos de los personajes de Matar a un ruiseñor, aunque unos veinte años más tarde. Jean Louise Finch —Scout— regresa a su hogar en Maycomb para visitar a su padre, pero tendrá que enfrentarse con problemas personales y políticos que involucran a Atticus, la sociedad y al pequeño pueblo de Alabama que la vio nacer. El libro proyecta una nueva y fascinante luz sobre el clásico de Harper Lee al explorar cómo los personajes de Matar a un ruiseñor se adaptan a los turbulentos acontecimientos que transforman a Estados Unidos a mediados de los años 50. Esta gran autora nos deleita con una historia conmovedora, divertida y convincente. En definitiva, una magnífica novela.

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Mis almuerzos con Orson Welles, Peter Biskind
(Anagrama, 350 páginas)

Durante años circularon rumores sobre la existencia de unas cintas que contenían las conversaciones de Orson Welles con el joven cineasta Henry Jaglom mientras almorzaban. Las grabaciones no eran una mera leyenda, existían y se habían registrado entre 1983 y 1985, al final de la vida del legendario cineasta, pero pasaron años acumulando polvo en un garaje. Ahora ven por fin la luz editadas por Peter Biskind. Son un documento excepcional, en el que el enfant terrible de Hollywood, el genio postergado que sobrevive con lo que gana como actor, habla a calzón quitado de cine –considera a Hitchcock sobrevalorado, no soporta las películas «terapéuticas» de Woody Allen–, de literatura y de política. Welles rememora su propia carrera –la recepción de Ciudadano Kane, su participación en El tercer hombre...– y a las personalidades del viejo Hollywood a las que conoció. Y así, aparecen el ego de Laurence Olivier, la ropa interior de Dolores del Río, Bogart refunfuñando sobre Casablanca, Katharine Hepburn hablando de sexo, Charles Laughton angustiado por su homosexualidad, Charles Chaplin, Rita Hayworth, Marlene Dietrich...

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33 artistas en 3 actos, Sarah Thornton
(Edhasa, 504 páginas)

¿Qué es ser un artista? ¿Tal vez una forma radical de espíritu emprendedor o una vocación profesional como el sacerdocio? ¿O más bien una rama de la filosofía o una forma más de entretenimiento? En tres «actos» distintos, aunque interrelacionados –Política, Afinidades y Oficio–, Sarah Thornton compara y contrasta las respuestas a la simple pero a su vez complicada pregunta ¿Qué es un artista? 33 artistas en 3 actos está contruida a partir de centenares de encuentros personales que Thornton ha tenido con los artistas más importantes del mundo, momento en que les preguntaba lo que significa para ellos crear trabajos artísticos, en diferentes partes del mundo, hoy en día. Con Thornton como guía experta y privilegiada, en este libro por primera vez tenemos acceso directo a la vida de artistas destacados, ya sea a través de charlas a altas horas de la noche, por Skype, con Ai Weiwi, o de viajes en taxi con Maurizio Cattelan de camino hacia el espectáculo donde va a anunciar su muerte. Así, vamos de la mano con la autora mientras hurga en los estudios o los propios shows de los artistas, lanzándoles pregunta sobre cualquier cosa, desde sus cuentas bancarias a la intimidad de su dormitorio. El resultado: una serie de experiencias cinematográficas de todos los artistas, de una forma yuxtapuesta que ayuda a reflexionar y, así, construir una narración que termina a modo de epifanía… 33 artistas en 3 actos es un texto generacional y un fascinante antimonográfico acerca de la verdad, la integridad, la credibilidad y la aceptación. Lectura fundamental para los interesados en el arte contemporáneo, este «acto» maestro de la narración será una delicia también para cualquier lector que busque comprender la vida de un modo creativo.