El tiempo de las golondrinas

Lunes 15 de diciembre de 2014
En Stefano, María Teresa Andruetto se inspira en el viaje que su padre hizo desde Italia hacia la Argentina en busca de oportunidades.
Por Coni Salgado.
Es tiempo de migrar. Pronto llegarán los familiares: los aeropuertos se colmarán de abrazos y lágrimas; risas contenidas durante meses o más de un año. De alguna forma, son los vínculos humanos los que echan raíces: somos aves de tierra, volamos para volver una y otra vez a suelo firme. La semilla que fuimos tiene memoria y encontrarse con los que amamos es lo que mueve al mundo.
En la ciudad de La Plata, cada año se celebra la fiesta del inmigrante. La reproducción de la historia se realiza con tanto detalle que la postal se da cada vez con la sonrisa en la sangre de quienes recuerdan lo que sus abuelos vivieron hasta llegar. Mujeres y niños se personifican como si los años no hubieran pasado. El barco que llega, el perfume de las comidas típicas, las danzas, la emoción de recordar el esfuerzo de aquellos que han partido. Las culturas se unen en una misma escenografía para homenajear a los que tuvieron que vivir el desarraigo de una guerra o el dolor para volver a brotar lejos en nuevas flores.
En el libro Stefano, la escritora cordobesa María Teresa Andruetto se inspira en el viaje que su padre hizo desde Italia hacia la Argentina en busca de oportunidades.
Ella decía:
No me iré. Esta es la tierra de tu padre.
Y yo, Ema, no sé por qué le dije: La tierra de mi padre nos mata de hambre.
Ella gritó: ¡No insultes!, y escondió la cara para que no la viera llorar.
Y yo me eché a sus pies, y le besé las manos, y le pedí:
Perdóname, mamá.
Ella me deja decirle lo que le digo. Después acomoda la voz y habla:
Te irás si quieres, pero debes esperar.
No hay que acostumbrarse al talento de Andruetto. No hay que acostumbrarse a tanta belleza.
El libro es como una película de época. No hay nada que no se vea; nada que no se pueda ver. Todo está ahí: el naufragio, la estación de Retiro, la soledad, el desamparo. A lo lejos, un murmullo de voces: son los diálogos de la madre y el hijo a punto de partir —los diálogos atraviesan el relato; no habrá más diálogos después de la última carta—. El recuerdo del padre, a quién nunca conoció. Las preguntas, los silencios, una foto desgastada por el tiempo. Y más tarde, el sonido dulce de la mandolina. La vida se escribe como un barco a vapor rodeado de golondrinas.
Abre los ojos. Está en el agua, con la boca tocando la salmuera.
Tarda en subirle la conciencia, en comprender que flota. Trata de recordar quién es, se llama Stefano, ha venido viajando en un barco, dónde está la costa, el agua lo ha tragado y lo último que vio fue un sombrerito flotando sobre el mar.
El relato sube y baja, jugando con el tiempo como la marea que lleva a Stefano a naufragar en su viaje a Buenos Aires. Luego llegarán el campo y la pampa húmeda, el correteo de vacas y gallinas, el trabajo sin futuro y los ojos de una mujer que no será la suya. La búsqueda le hará conocer a un viejo músico, tan imprescindible como un hermano, como el padre que no tuvo o una pasión. El saxo será un instrumento de conexión con el mundo. La música será el alivio, la contención, la esperanza. Y luego el circo, un universo extraño y una nueva mujer que permanecerá lo necesario.
Lo demás ya lo sabés, Ema, porque lo hemos vivido juntos.
Don José me dijo que preguntara en la casa de la puerta verde.
Y yo golpeé la puerta y abriste vos...
Tenías el pelo tomado con unas presillas y un vestido con margaritas...
El libro que cuenta la historia de Stefano es, sin más, perfecto. Se trata sin dudas de una historia de amor. El protagonista le habla a la mujer que aún no conoció. Al pronunciar su nombre, y aunque nunca lo dice, la llamará destino.
María Teresa Andruetto es escritora, nació en Arroyo Cabral, Córdoba, Argentina, el 26 de enero de 1954. Hija de descendientes piamonteses, pasó su infancia en la localidad de Oliva. Es escritora de innumerables libros para niños y grandes. Su aporte al mundo de la literatura es de destacada importancia y magnitud. En el año 2012 recibió el premio Hans Christian Andersen, otorgado por IBBY (Organización Internacional para el libro Juvenil).
*
Notas relacionadas
- Ahora que han florecido los cerezos: sobre Miniaturas de María Teresa Andruetto (Editorial MacMillan).
- El mito de origen: Laura Alcoba habla de la novela Los pasajeros del Anna C., donde revive el viaje clandestino de sus (futuros) padres a Cuba para sumarse al ejército del Che.
- Andruetto subraya a Askildsen: “Cuentos cortos, personajes amargos, viejos solos escépticos como ellos solos”, dice la escritora cordobesa sobre los Cuentos reunidos de Kjell Askildsen, editados por Lengua de Trapo, y comparte cinco citas de las muchas que subrayó en su lectura.
- “Somos hijos de los viajes que otros hicieron antes”: Beatriz Sarlo participó de una entrevista pública en la librería donde habló de su libro Viajes (Seix Barral).