Compromiso

Jueves 26 de noviembre de 2015
Qué signo político debe tener el intelectual comprometido.
Por Martín Kohan.
Quizás fue Sartre, desde París, o quizás fue Julio Cortázar, también desde París, quienes nos habituaron a suponer que toda vez que se habla del “intelectual comprometido” hay que pensar necesariamente en un escritor o un pensador de izquierda, en una postura socialmente crítica, en un fervor de transformación o de revolución. Como si la adopción del compromiso político pudiese cobrar tan sólo un único tipo de signo político.
Nada impide, sin embargo, ni en lo conceptual no en lo práctico, que una neta vocación intelectual de involucrarse y de influir desde la palabra y desde el pensamiento, respondan, por ejemplo, a acendradas convicciones derechistas, o al temple más reaccionario. ¿No habría que reconocer también ahí, también entonces, una voluntad de compromiso político? Tomemos un caso concreto: Borges. Tantas veces vilipendiado por escapista y aséptico. ¿No habría que hacer el ejercicio de concebirlo como un escritor comprometido, cuando tomaba una posición política pública (como declararse conservador), o cuando aparecía en los medios apoyando o defenestrando tal política o tal otra, o cuando escribía relatos como “El simulacro” o “La fiesta del monstruo”, o algunos artículos antiperonistas en Sur? (considere, quien así lo quiera, sus encuentros con Videla y con Pinochet: deplorables, sí, pero engagés).
El ejemplo, sin embargo, no cundió demasiado. Porque persiste, según creo, casi intacta, la predisposición a entender que el compromiso intelectual corresponde a una tradición de izquierda. Por eso es tan importante un hecho que ocurrió hace unos días. Como es sabido y notorio, el conservadorismo en pleno ha llegado al gobierno del país, y por voluntad popular. Y contó con una declaración pública de apoyo y adhesión por parte de un nutrido grupo de intelectuales. Hay que valorar la franqueza de ese pronunciamiento. Una fuerza política múltiple (porque combina y acumula a la derecha liberal, la derecha católica, la derecha económica, la derecha del campo, la derecha judía, la derecha radical, la derecha a secas, etc.) cuenta así con el respaldo expreso de numerosos intelectuales. Lo cual favorecerá sin dudas, por frontalidad y por nitidez, los debates a emprender en los tiempos que se vienen.
***