Combo uruguayo

Viernes 24 de octubre de 2014
Otra tanda de videos de escritores en YouTube. En esta oportunidad, tres uruguayos: Juan Carlos Onetti, Mario Levrero y Marosa di Giorgio.
Por Valeria Tentoni.
Alea jacta est ("La jalea está hecha"), así se llama el cortometraje policial casero de 1991 en el que participan Mario Levrero, quien actúa de asesino, y Elvio Gandolfo. El corto no tiene audio sino hasta los minutos finales, el agregado con Levrero frente a su máquina de escribir. Eduardo Abel Giménez, quien también formó parte del casting, lo colgó hace poco en YouTube contando: "Hicimos este corto policial de forma casera, en una noche, para divertirnos, en la casa de Alicia y Jorge (Colonia del Sacramento, Uruguay). Jorge (más conocido como Mario Levrero) es el asesino. Juan Ignacio Fernández Hoppe (por entonces un chico de 10 años), la víctima. Elvio Gandolfo, el detective. Mi tarea fue llevar la cámara y, luego, hacer la edición. En esta versión, tras el corto agregué una toma de cuatro minutos en la que se ve a Jorge escribiendo los créditos que usaríamos. Debe ser el único video que existe de Mario Levrero frente a su máquina de escribir".
Marosa di Giorgio, descalza, recitando Diadema. La vemos primero de espaldas esperando el final de la lectura de la traducción de ese poema al francés, y recién después avanza. Ocurrió en la Casa de Escritores Extranjeros y de Traductores de Saint-Nazaire, Francia, en septiembre de 1992. Este es un fragmento del video "Écrivain uruguayen", que pertenece al archivo de Nidia Di Giorgio.
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Onetti entrevistado en la intimidad de su habitación, -aunque empieza quejándose de que le habían dicho que no era una entrevista. Una imagen que ya le conocemos, recostado y fumando. Son tomas a propósito del documental El dirigible, que se realizó en Madrid. Varias perlitas hay. Por caso, se refiere a una comida con Felisberto Hernández, quien decidió esperar el pedido en un restaurante con un tentempié muy frugal: una docena de huevos fritos. También se refiere al parricidio: "Para cometer parricidio hay que escribir mejor que los padres. Nada más, basta con un libro mejor que el que escribieron los padres. Pero no veo ese libro. Yo soy inmortal, en la literatura. No pueden matarme".
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