Castromán subraya a Pynchon

Martes 03 de noviembre de 2015
El editor en Clase Turista y autor de El alud y La puerta del garage quedó mal cerrada y entraron todos ustedes, de reciente aparición en Los Proyectos, selecciona sus citas favoritas de V., de Thomas Pynchon.
Selección de Esteban Castromán.
“A la tarde siguiente, arreglada y nerviosa de muslos en el asiento trasero del autobús de una línea transversal, Esther dividía su atención entre la multitud delincuente de la calle y un ejemplar en rústica de The Search for Bridey Murphy. El libro lo había escrito un hombre de negocios de Colorado para contarle a la gente que había una vida después de la muerte. En su desarrollo tocaba la metempsicosis, la curación por la fe, la percepción extrasensorial y todos los elementos restantes del canon sobrenatural de la metafísica del siglo XX y que ahora hemos dado en asociar con la ciudad de Los Ángeles y regiones similares”.
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“East Main, gueto para marineros borrachos con el que nadie sabía que hacer, saltaba sobre tus nervios con la misma agresividad que un sueño nocturno normal que se torna en pesadilla. Perro convertido en lobo, luz convertida en crepúsculo, vacuidad convertida en presencia expectante, aquí tenías a tu infante de marina menor de edad vomitando en la calle, a la moza de bar con una hélice de barco tatuada en cada nalga, a un orate potencial estudiando la mejor técnica para atravesar de un salto la luna de un escaparate, a un mono de cubierta ebrio lamentándose en el rincón de una calle donde brillaban lámparas de vapor de mercurio que formaban dos líneas que se cerraban en una V asimétrica hacia el este todo oscuro y ya sin más bares”.
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“Como los muslos separados para el libertino, el vuelo de las aves migratorias para el ornitólogo, el filo cortante de su herramienta para el mecánico de serie, así era la letra V para el joven Stencil. Quizás una vez a la semana soñaba que todo había sido un sueño y que ahora había despertado para descubrir que la búsqueda de V. era al fin y al cabo una mera indagación erudita, una aventura de la mente, en la tradición de ciertos libros que había leído en el pasado”.
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“Capítulo trece. En el que la cuerda del yoyó se revela como un estado de ánimo”.
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“Más tarde, en la calle, cerca de la escalinata del mar, ella lo tomó de la mano y echó a correr. Los edificios de esta parte de La Valetta, once años después de acabar la guerra, no habían sido reconstruidos. Pero la calle estaba bien nivelada y despejada. De la mano de Brenda, a la que había conocido el día anterior, Profane corrió calle abajo. Al poco rato, de repente y en silencio, toda la iluminación de La Valetta, las luces de las casas y la iluminación urbana, se extinguieron. Profane y Brenda continuaron corriendo a través de la noche bruscamente absoluta, llevados tan solo por el impulso, habia el borde de Malta, y al Mediterráneo que estaba detrás”.
Todas las citas fueron tomadas de V., de Thomas Pynchon. Tusquets Editores, Colección Andanzas.Traducción del inglés: Carlos Martín Ramírez.