El producto fue agregado correctamente
Blog > Colaboraciones > Buenas noticias desde el otro lado
Colaboraciones

Buenas noticias desde el otro lado

Sobre En busca del loro atrofiado, de Roberto Merino (J.C. Sáez Editor, 2005), y Agua perra, de Leonardo Sanhueza (Santiago de Chile: J.C. Sáez Editor, 2007).

Por Patricio Pron.

1

 

No es que sea incapaz de reconocer el talento que permea buena parte de sus mejores páginas, pero tengo la impresión de que en los últimos años el nuevo periodismo latinoamericano ha perdido por completo su potencial literario mediante una fetichización de sus procedimientos. Esa fetichización (el procedimiento por el procedimiento mismo) no sólo parece consecuencia de la repetición de las fórmulas que han dado resultado en los últimos tiempos (a lo que quizás contribuya la multiplicación de los talleres de crónica, cuya única promesa es la de una mímesis controlada), sino también del prestigio recientemente adquirido por la “crónica latinoamericana”. Ésta (cuyo potencial se derivaba de su constitución como un ámbito de ensayo y error) parece verse obligada a sostener la “hype” que se ha desarrollado en torno a ella mediante la repetición de lo único que permite distinguirla de otras formas del periodismo: unos procedimientos. Así, la crónica latinoamericana es todo aquello que haya sido escrito como crónica latinoamericana, con su (a menudo irritante) pretensión de estar contando “the real thing”, con la exhibición desenfadada del ego de su autor o de su autora, con su desorden fingido (de hecho, cualquiera que haya leído más de tres crónicas en su vida no tendrá dificultades en reconocer su estructura y la distribución de sus segmentos: C-A-B-D-F-E-G etcétera).

2

Afortunadamente hay otro tipo de periodismo literario en América Latina, y una visita reciente a Chile me permitió acceder a los libros de dos de sus maestros: Agua perra de Leonardo Sanhueza (Temuco, 1974) y En busca del loro atrofiado de Roberto Merino (Santiago de Chile, 1961). El primero reúne las columnas publicadas por su autor en el diario Las Últimas Noticias entre 2002 y 2007; el segundo, las que el suyo publicó en el mismo periódico entre 2001 y 2003. Ambos comparten la peculiaridad de que, no habiendo sido concebidos para su lectura continuada, funcionan perfectamente como libros por la diversidad de sus temas y porque las voces de ambos no existen desde la primera entrega (algo que en Agua perra se disimula por el hecho de que la publicación de los textos no sigue el orden cronológico); de alguna forma, a lo que asistimos aquí es a la creación de una voz narrativa (una vez más y por fin) mediante ensayo y error. Así, no es raro que tanto Agua perra como En busca del loro atrofiado estén llenos de pasos en falso, derivas aparentemente inconducentes, cambios de registro: son sus potencialidades.

Roberto Merino confiesa en su “nota del autor” que (contra su voluntad inicial) las columnas fueron volviéndose más y más personales con el tiempo; las de Sanhueza, por el contrario, parten siempre de noticias periodísticas. No importa que no se limiten a glosarlas; de hecho, como en el caso de las de Merino, ésta es su principal virtud: los textos de Sanhueza reproducen en sus evoluciones el tipo de lectura que hacemos habitualmente de la prensa, extrayendo de ella lo que nos interpela de forma directa: un concurso de piropos sirve al autor para pensar en sus primeros escarceos amorosos; el caso de un hombre que entró a robar paltas con dos fusiles M16 y un machete y negoció su rendición a cambio de una cajetilla de cigarrillos tras siete horas de enfrentamiento con la policía, para hablar acerca de la justicia. “Atrapar el día a la manera de los cazadores de mariposas no es algo imposible”, escribe, “pero lo habitual es que debamos conformarnos con pequeñeces, con retazos e incluso con sobras: con saldos de alguna abundancia prohibida pero visible, como un bello desierto que la puna convierte en siluetas borrosas y zumbidos” (98). Sanhueza trabaja con ese recorte, con una acumulación de retazos y saldos de la prensa que se elevan por encima de su condición de tales gracias al talento del autor.

Merino actúa de otra forma. La suya es una reflexión que no traza un arco de lo general a lo particular sino que recorre el camino enigmático que separa a lo particular de lo particular. Es extraordinario ver cómo, al tiempo que evita escrupulosamente lo que consuetudinariamente llamamos “lo literario” (para lo que Merino carece de espacio en estas columnas, de público, de un ámbito adecuado), ese recorrido resulta de por sí muy, muy literario, atravesado como está por la brevedad de la miniatura, la perplejidad del ensayismo, la plasticidad de la poesía, la discreción del diario íntimo. Aquí los sueños son “la caja ciega de un accidente que nos esforzamos en recordar” (20); un accidente banal (el descubrimiento de una revista antigua) conduce a la constatación de que “si bien habitamos el espacio, a la vez somos habitados por el tiempo” (84); un argumento sobre los sobrenombres, a la inclusión de las siguientes (magníficas) invenciones verbales: “El Ojo de Pollo, El Carne Amarga, El Mano de Guagua [niño], El Guatón [barrigón] Lorea o El Guatepalta” (121); una reflexión sobre el modo en que la literatura modifica la expresión oral de sus autores concluye con el recuerdo de una frase de Enrique Lihn, dicha tras esperar mucho rato en un café: “Este lugar está desatendido por sus propios dueños” (39).

En busca del loro atrofiado reúne los fantasmas familiares del astrónomo Carlos Muñoz Ferrada, del Festival de Viña del Mar (“cuya declarada necedad es ya parte de la mitología nacional, con su repertorio anual de griteríos, bataholas, vanidades coronadas y toda la tramoya de la comedia humana”, 70), de Claudia Cardinale, Henry James, Germán Marín, del desafortunado John Logie Baird. Lo hace con una de las prosas más elegantes del español, de una perfección formal que no excluye algunas de las expresiones más hermosas del lenguaje cotidiano chileno: “pichuncho”, “cachureo”, “capotudo”, “pancorazo”.

“Nunca he sido partidario de darle a la escritura un carácter dramático, porque la entiendo más bien como un destilado del pensamiento y de la conversación”, afirma Merino (37). Del autor chileno pueden conseguirse en Buenos Aires la extraordinaria selección de artículos literarios Luces de reconocimiento (Ediciones de la Universidad Diego Portales, 2008) y la reedición de En busca del loro atrofiado publicada por Mansalva en 2012; desconozco si el libro de Sanhueza está disponible. El primero es un descubrimiento que debo al poeta y editor chileno Matías Rivas; el segundo, al periodista Andrés Braithwaite. Braithwaite, que es el curador de Agua perra y de En busca del loro atrofiado (así como de decenas de otros libros, incluyendo la selección de entrevistas Bolaño por sí mismo, publicada por Ediciones de la Universidad Diego Portales en una edición revisada en 2011), es el héroe secreto de estos volúmenes, que reúnen textos nacidos sin pretensión y sin método (sin “el fastidio de inventar, sino más bien con la emoción de descubrir”, afirma Merino; 140) y sin ninguna otra aspiración que la de durar un día, pero obligados por su calidad a permanecer por mucho tiempo como la expresión de dos de los mejores prosistas chilenos contemporáneos: a contramano de las modas periodísticas, en un país que para los argentinos sigue siendo un misterio y, por consiguiente, también es una promesa.

*

Lo que está y no se usa nos fulminará es el producto del diario de lecturas que Patricio Pron lleva desde el año 2003. Al no estar destinados específicamente para su publicación, los ensayos breves y reseñas escritos allí por su autor suelen permanecer inéditos, pero “lo que está y no se usa nos fulminará”, así que Eterna Cadencia publica mensualmente las notas tomadas tras la lectura del que el escritor argentino considere el libro reciente más estimulante publicado en España o de circulación en ese país (Pron vive en Madrid desde 2008), con especial énfasis en lo que significa leer la literatura argentina “desde afuera”. Más información en: http://patriciopron.blogspot.com.

Artículos relacionados

Miércoles 16 de diciembre de 2015
Bomba atómica

Los accidentes, opera prima de Camila Fabbri (Notanpuän), es un libro notable y perturbador.

Lunes 14 de diciembre de 2015
El mensaje

"Los escritores son cavernícolas pintando sus manos en cuevas subterráneas".

Lunes 14 de diciembre de 2015
Ranking semanal

Pájaros en la boca, lo más llevado de la semana.

Lunes 07 de diciembre de 2015
Ranking semanal

Pájaros en la boca, de Samanta Schweblin, reeditado por Penguin, fue el libro más llevado de la semana.

Domingo 06 de diciembre de 2015
Ciudad abierta

Open city, del desconocido Teju Cole, es una de las novela más importantes del siglo XXI.

Jueves 03 de diciembre de 2015
El arte de narrar

¿Qué, en última instancia, diferencia a la poesía de la prosa? ¿Hay alguna diferencia, en el fondo?

×
Aceptar
×
Seguir comprando
Finalizar compra
0 item(s) agregado tu carrito
MUTMA
Continuar
CHECKOUT
×
Se va a agregar 1 ítem a tu carrito
¿Es para un colectivo?
No
Aceptar