Abbate subraya a Mishima

Martes 13 de octubre de 2015
La escritora, periodista e investigadora, autora, entre otros, de El grito y Love song, elige sus citas favoritas de Muerte en el estío y otros cuentos del gran Mishima.
Selección de Florencia Abbate.
“El proceso por el cual lo imprevisto se desliza en la conciencia es extraño y sutil. Masaru, que emprendía el viaje sin siquiera saber la índole del accidente, tomó la precaución de llevar consigo una buena cantidad de dinero”.
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“Y Masaru deseaba gritar a los demás pasajeros: Oiganme todos, ustedes no lo saben, pero acabo de perder a mi hermana y a dos de mis tres hijos”.
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“Una muerte es siempre un problema desde el punto de vista administrativo. Los trámites la obligaron a desarrollar una frenética actividad. Y hasta podría decirse que Masaru en particular, como cabeza de la familia, no tenía tiempo ni para el dolor”.
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“Aun cuando el olvido llegó para Masaru antes que para su esposa, no había frialdad alguna en él. Masaru se había debatido dentro del más profundo pesar. Aun en su inconstancia, un hombre es, en general, más sentimental que una mujer”.
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“El corazón humano es sorprendentemente mudable. A medida que el dolor de su abdomen se hacía más intenso, Kanako comprendió que cuanto había deseado con tanto fervor unos minutos atrás, perdía toda realidad y quedaba reducido a un sueño pueril, irreal y fantástico. Mientras luchaba contra el palpitante e implacable dolor pensó que, si abandonaba aquellas tontas ilusiones, sus sufrimientos cesarían de inmediato”.
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“Deleitándose en su propio calor, los jóvenes rememoraron en silencio los éxtasis recientes. Revivieron cada momento de la experiencia, recordaron el gusto de los besos nunca agotados, el contacto de la piel desnuda, tanta embriagante felicidad. Pero ya entonces, el rostro de la muerte acechaba desde las vigas del techo. Aquellos habían sido los últimos placeres de los que sus cuerpos no disfrutarían nunca más. Ambos pensaron que, aun cuando vivieran hasta una edad avanzada, no volverían a disfrutar de un goce tan intenso”.
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Todas las citas fueron tomadas de Muerte en el estío y otros cuentos de Yukio Mishima, Monte Avila editores. Traducido por Magdalena Ruiz Guinazu.