¿Ya terminaron de plagiar a todos los clásicos?

Lunes 22 de junio de 2015
¿Qué diría Borges del proceso a Pablo Katchadjian por El aleph engordado? El autor del artículo afirma que Katchadjian no hizo más que poner en cuestión procedimientos utilizados por el propio Borges.
Por Luciano Lamberti. Foto: Florencia Levy.
¡Liberen a Katchadjian! La semana pasada nos desayunamos con la noticia de que la Cámara de Casación revocó la decisión que lo había liberado de responsabilidad penal por haber realizado un experimento con el cuento “El Aleph”, de Borges. El juez Guillermo Carvajal, bajo el título de defraudación a la propiedad intelectual, le trabó un embargo por, ejem, 80.000 pesos, amén de amenazarlo con 6 años de cárcel.
Al “experimento”, tal como lo llamó Ricardo Straface, abogado del escritor y escritor él mismo, lo conocemos de sobra. Katchadjian toma las enumeraciones vertiginosas que el narrador del cuento contempla en el Aleph, ese pedazo del universo capaz de contener al universo entero y que se encuentra en el sótano del horripilante poeta Carlos Argentino Daneri, y las extiende por páginas y páginas (el mismo Fogwill reescribió el cuento en clave porno drogodependiente y lo tituló con el anagrama “Help a él”).
El libro fue publicado bajo el título El Aleph engordado en una editorial más pequeña imposible (incluso su nombre utiliza el adjetivo) y estoy seguro de que ni Katchadjian ni sus editores habrán percibido mucho dinero por ella.
A María Kodama parece interesarle más la idea de propiedad de los textos borgeanos que los procesos del arte contemporáneo. ¡Como si los hubiera escrito ella! ¡Ay de las viudas de los escritores! En las jornadas Cortázar que el Ministerio de Cultura organizó el año pasado conocí a Agustín Fernandez Mallo. Nos encontrábamos siempre tarde y de casualidad en el bar donde teníamos los vouchers para comer y nos poníamos a charlar. Allí me contó que un libro suyo había sido retirado de circulación por la misma razón, por considerar que, otra vez, infringía los derechos de propiedad intelectual. El libro se llamaba El hacedor (de Borges) remake y en un homenaje y reescritura utilizaba la obra del argentino como punto de partida para sus propias anotaciones al margen.
Ambos libros no hacen más, como es obvio, que poner en cuestión procedimientos que el mismo Borges preconizaba y ponía en práctica desde su propia obra. Hemos leído hasta el hartazgo las ideas acerca de los conceptos de falsificación, reescritura, citas falsas y palimpsesto en relación a sus cuentos, desde "Pierre Menard, autor de El Quijote" hasta cualquiera de sus reseñas falsas, sobre libros inexistentes. La idea es siempre la misma, ya desarrollada por Arthur Danto: el concepto del artista contemporáneo como dj, que trabaja con los materiales que están a su disposición para darles una nueva forma. Son en el fondo, viejos procedimientos de vanguardia, que no asustan a nadie, excepto cuando está en juego… ¿qué? ¿Qué está en juego con la demanda de María Kodama a un joven escritor experimental? ¿Cuáles son sus intereses? ¿Se ve afectado Borges por estas reescrituras o son, por el contrario, formas de mantenerlo vivo, de evitar su fosilización?
En ambos casos, está bien claro que el libro que están trabajando con sus experimentos no son suyos: uno mediante el adjetivo “engordado”; otro utilizando el “remake”. No están “robando” o “plagiando” a Borges, no están adjudicándose la autoría de sus libros sino reescribiéndolo, el mismo procedimiento de los djs que tocan pedazos de una canción o de todos los que hacen un cover: un acto de amor.
En mayor o menor medida, el procedimiento de Katchadjian y Fernández Mallo es el que realizan todos los escritores y artistas: el de deglutir con más o menos suerte una determinada tradición, el de trabajar dándole nuevas formas a viejos materiales.
Enterado de este hecho, Borges lo hubiera entendido, pongo las manos en el fuego por eso. Hubiera sonreído con su mirada estrábica y hubiera largado una de sus frases ingeniosas del tipo: “¿Cómo, ya terminaron de plagiar a todos los clásicos?”.
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Posdata: ¿Dónde encontrar un juez idóneo para un tema tan complejo y delicado? Propongo que el mismísimo espíritu de Macedonio Fernández, que es fama que dejó libre a un hombre que había matado a su mujer por motivos pasionales, sea el que pueda dirimir sobre el asunto, optando entre la horca, el empalamiento en Plaza de mayo o el descuartizamiento a cuatro caballos, que sus restos sean esparcidos a lo largo del país para que cunda el ejemplo, regando con sal el escritorio donde cometió esa abominación (y estamos seguros que otras peores).
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- Nocilla Project: la vuelta al día en 80 mundos: entrevista a Agustín Fernández Mallo, autor de las novelas del Nocilla Project (Alfaguara). “Antes se creaba desde el conocimiento y hoy se crea desde la información”, dice.