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Philip K. Dick va al cine

Qué muestra la pantalla grande cuando adapta las novelas de Philip K. Dick.

Por Andrés Hax.

 

1. ¿Aparte de ser cineastas, qué tienen en común Ridley Scott, Steven Spielberg y Richard Linklater?

La respuesta parecería ser nada. Scott, un inglés nacido en 1937, es un especialista en ciencia ficción oscura y películas históricas épicas (aunque también filmó clásicos modernos como “Thelma & Louise” y “Black Hawk Down”). Spielberg es Spielberg. Nacido en 1946 es el gran cineasta popular de nuestra era. Y Linklater, nacido en 1960, es un cineasta independiente capaz de producir un hit como “School of Rock”, pero más cómodo en minuciosas exploraciones de relaciones humanas afectadas por el pasar del tiempo, como su trilogía con Ethan Hawke y Julie Delpy (“Antes del amanecer”, 1995; “Antes del atardecer”, 2004; y “Antes del anochecer”, 2013) o su muy reciente “Boyhood” (2014) que fue filmada con los mismos actores a través de 10 años, para mostrar el crecimiento de su protagonista —junto a su familia— desde la niñez hasta el comienzo de la adultez.

La respuesta a la pregunta es que los tres directores han hecho películas de textos de Philip K. Dick.

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2. Cuando murió el 2 de marzo de 1982 con 52 años de edad, Philip K. Dick había publicado más de 40 novelas y alrededor de 150 cuentos. Aunque en 1963 ganó el premio más importante de la ciencia ficción (el Hugo Award) por su novela El hombre en el castillo, se fue de nuestro mundo pobre y atormentado. Dada la naturaleza de su obra, tal vez no había otra forma que terminara así. Dick era un escritor pulp abrumado por una hondísima paranoia; ahora, con el paso del tiempo, se ha reconocido que sus fábulas y visiones en realidad no eran productos de una mente enferma o un ser irracional. En realidad, era más profeta que paranoico.

Entre las cosas que Dick cuestionaba estaba la naturaleza del propio ser en el tiempo. A tal punto que sospechaba seriamente si él mismo (y todos nosotros también) no vivía, en realidad, en el Imperio Romano, atrapado en una cárcel que consistía de un simulacro de otra realidad (¡la nuestra!). Lejos de ser la intuición de un casual consumidor de psicotrópicos, Dick investigó esta idea con el rigor de un académico esotérico y omnívoro que manejaba las disciplinas de biología, ciencia política, historia, cosmología, filosofía y religión —entre varias otras. Un fragmento de estas investigaciones fue publicado en el 2011 en un volumen editado por Jonathan Lethem y Pamela Jackson titulado The Exegesis of Philip K. Dick. Con casi 1.000 páginas, es solamente un pequeño fragmento de la obra entera, no publicada, suelta en más de 8.000 páginas acumuladas en páginas sueltas en carpetas y cuadernos.

Con lo dicho, queremos establecer tres puntos:

  1. Philip Dick vio e intentó entender plenamente un presente muy amplio —en el cual nosotros aún estamos inmersos.
  2. Dick no era un gran prosista; su reivindicación de la categoría pulp hacia el canon de las letras estadounidenses del siglo XX no es por cómo escribe. Sus novelas importan por sus situaciones, personajes e ideas. A primera lectura podrían parecer meros entretenimientos, pero como escribió Ursula K. Le Guin en 1976: «El hecho de que los temas con cual Dick nos entretiene son la realidad y la locura, el tiempo y la muerte, el pecado y la salvación, se le ha escapado a la mayoría de los críticos. Nadie se da cuenta que tenemos nuestro propio Borges.»
  3. Dick fue un profeta cultural y tecnológico a la vez de ser un original filósofo ontológico cuyo medio de investigación y expresión fue la ciencia ficción de Clase B.

*

3. Aunque Dick ha tenido una gigantesca influencia dentro de la ciencia ficción y ha sido sujeto a rigurosos estudios académicos, el sector que más en serio se ha tomado el desafío de reinterpretar su obra para nuestros tiempos es la industria cinematográfica. Y curiosamente, para un autor que nunca tuvo trascendencia popular con su obra en vida, las adaptaciones muchas veces han sido muy taquilleras y han atraído actores mainstream en la cresta de su popularidad, como Harrison Ford (en “Blade Runner”, 1982), Arnold Schwarzenegger (en “Total Recall”, 1990), Tom Cruise (en “Minority Report”, 2002), Ben Affleck (en “Paycheck”, 2003), Keanu Reeves (en “A Scanner Darkly”, 2006) y Colin Farrell (en una remake de “Total Recall”, 2012).

Seguramente, una habilidosa crítica cultural podría identificar cómo el traspaso de la obra de Dick al cine en realidad confirma una hipótesis dickeana sobre la percepción de la realidad y su manipulación por corporaciones para mantener nuestra condición sumisa… Se lo dejamos a ella.

En lo que queda del artículo nos concentraremos en las adaptaciones de los tres directores mencionados al principio para enfocarnos en un aspecto de la vida póstuma cinematográfica de Philip K. Dick: su mutabilidad.

Cada director, además de adaptar a Dick, también lo distorsiona. Esto no es porque sea infiel al original: los textos de Dick tienen, en su esencia, un elemento de mito o de fábula, con lo que están abiertos a reinterpretación —o, como en las fábulas— de ser contados una y otra vez, respondiendo a las circunstancias de un nuevo presente.

Ya dijimos que las novelas y cuentos de Dick anticipan nuestra contemporaneidad. Las películas funcionan en gran parte como un tipo de examinación (o prueba) de cuán certero fue en su pronóstico. Pero también redoblan la apuesta. Es decir: toman un cuento de Dick escrito en el pasado que anticipa un futuro y hacen una obra cinematográfica que, a su vez, anticipa otro futuro.

En lo que sigue no vamos a dar sinopsis de las obras en cuestión ni elaborar ensayísticamente sus temáticas. Empezaremos con un clip emblemático de cada película y seguiremos con una serie de puntos que le puedan servir al lector o la lectora como un punto de partida para su propia comparación detallada entre el texto y el filme.

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4. Do Androids Dream of Electric Sheep (novela, 1968) | “Blade Runner” (Ridley Scott, 1982)

Los Angeles, 2019. La corporación Tyrell manufactura androides —o “replicantes”— para trabajar en colonias espaciales. Son casi humanos pero tienen una expectativa de vida de sólo 4 años. Al confrontarse con su mortalidad, muchos intentan sobrevivir por métodos desesperados. El “Blade Runner” es un oficial de la ley encargado de terminar a los replicantes rebeldes.

Esta es la primera y posiblemente la mejor adaptación de una obra de Dick al cine. No le es fiel al texto, sino que lo usa como un punto de partida. Dick aún vivía cuando empezó el proyecto de Scott pero no tuvo ninguna participación en la película. De hecho al comienzo su reacción fue negativa. Escribió, con gran acidez: «Mi historia se convertirá en un titánico, vulgar colisión de androides explotando, androides matando a humanos, confusión general y asesinatos, todo muy excitante para mirar. Mi libro será aburrido en comparación.»

Aunque murió antes de su estreno, Dick llegó ver fragmentos de la película y quedó más que conforme. De hecho, escribió una carta diciendo que “Blade Runner” iba a ser una de las mejores cosas que le pasara a la ciencia ficción en décadas También dijo: «En cuanto a mi propio rol en proyecto de “Blade Runner”, sólo puedo decir que no sabía que un trabajo mío, o un grupo de ideas mías, pudiera ser escalada a tales contundentes dimensiones. Mi vida y mi obra creativa son justificadas y completadas por “Blade Runner”.»

Acá tenemos, entonces, el permiso del propio autor para utilizar su obra como un “grupo de ideas” desde el cual partir a elaborar versiones paralelas —o aumentadas— de su obra. Al ver las adaptaciones al cine de Dick, vemos que cada director toma el eje del cuento, las ideas básicas en juego (en este caso la mortalidad de androides conscientes), y después enfatiza rasgos particulares según sus gustos o necesidades.

Los dos rasgos que aumenta Scott en “Blade Runner” son el paisaje urbano futurístico y el aspecto detectivesco noir del blade runner, Rick Deckard. No es correcto decir que Scott predijo nuestro futuro, pero es innegable que la estética que mezcla tecnología de pantallas y paisajes urbanos derrumbados se puede ver en cualquier megalópolis de hoy. Ver, por ejemplo, un cartonero con un teléfono celular es puro “Blade Runner”. Ver un bar antiguo roñoso con una televisión plasma digital es “Blade Runner”. Sentir que la naturaleza es irreal en comparación con la ciudad y no viceversa (por ejemplo en un viaje al campo) es puro “Blade Runner”.

Desde su estreno en 1982 la película ha tenido varias ediciones, culminando con un director’s cut definitivo en el 2007. Por lo tanto, “Blade Runner” es una película que se “reescribió” varias veces. Esto no fue por diseño inicial, sin embargo contribuye a la sensación que “Blade Runner” es un mundo en perpetuo crecimiento. En un mundo paralelo sería lindo ver, en vez de secuelas, otras versiones editadas de la misma película.

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5. “Minority Report” (cuento, 1956) | “Minority Report” (Steven Spielberg, 2002)

Unas criaturas cuasi-humanas pueden anticipar crímenes. En base a sus visiones se establece una división de la policía que arresta y encarcela personas por los crímenes que están por cometer.

Estrenada en 2002, “Minority Report” es una película de acción al estilo “Misión: Imposible”. Además, como Ridley Scott, Spielberg se dedica a crear una ciudad del futuro; en este caso Washington D.C. en el año 2054. Y bien a lo Spielberg hay preguntas morales-existenciales que el protagonista tiene que resolver. En este caso: ¿existe el libre albedrío? ¿Cómo se debe amar a una persona después de su muerte?

Un interesante artículo en Wikipedia enumera las tecnologías que se estrenaron en “Minority Report” como ficciones que hoy son reales. Si vieron la película cuando se estrenó seguramente recuerdan de algo improbablemente futurístico. Volver a verla, 15 años después, resulta ser un shock porque muchos de los “efectos especiales” forman parte de nuestra cotidianidad. (Hasta hay un personaje con un tatuaje en el cuello, que entonces resultaba audaz y brutalmente antisocial, y hoy es moda).

En términos muy generales, se podría decir que la película de Scott tiende al nihilismo mientras que la de Spielberg es optimista. En Scott, el hombre termina siendo consumido por la tecnología a tal punto que al final de la película, Deckard no está seguro de ser él mismo un replicante. En Spielberg la tecnología es una herramienta que la bondad y sabiduría del hombre sabrá domar con humanismo.

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6. A Scanner Darkly (Novela, 1977) | “A Scanner Darkly” (Richard Linklater, 2006)

Un agente encubierto antinarcóticos usa un traje especial que le permite fluir por encuentros personales sin ser recordado. Es parte de la guerra contra la droga, en particular una llamada Sustancia D. En el curso de su trabajo el agente, Bob Arctor, se convierte adicto a la droga. Entra en un círculo de paranoia y un laberinto sospechas que amenaza disolver a hasta su propio ser.

Esta obra de Linklater hay que verla junto con su opera prima, “Slacker” (1991), y una de sus obras maestras, “Waking Life (2001)”. “Slacker” (que milagrosamente está disponible entera en YouTube) es un himno a los jóvenes voluntariamente desocupados e hiper-intelectuales en la ciudad universitaria de Austin, Texas. Es del mismo año que “Nevermind” de Nirvana. “Waking Life” (también disponible en YouTube) es como un capítulo dos de “Slacker”. Esta película, sin embargo, tiene como eje, en lugar de la vagancia, los sueños lucidos. ¿Cómo sabemos si estamos despiertos o dormidos? Si les parece fácil la respuesta vean esta película. Y si ven estas dos películas y verán que “A Scanner Darkly” (¡que también está en YouTube!) es el capítulo tres de una trilogía no declarada.

Las drogas legales e ilegales son una parte fundamental del mundo dickeano. “A Scanner Darkly” es la única adaptación al cine que trata en profundidad a este tema. La técnica de animación que usa Linklater (animación sobre celuloide filmado) contribuye, complementa, enfatiza el mundo onírico, paranoico inestable de las drogas.

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Tareas para el hogar

- ¿Creen que los contenidos en la web son estables, que siempre estarán a disposición para la consulta, como en una excelente biblioteca? Es mentira. Todo lo que está en la web está parado sobre arena movediza. Utiliza The Way Back Machine de The Internet Archive para recordar cómo era la web en su principio y hace solo pocos años.

- Por supuesto Philip K. Dick no es el único autor que ha tenido una obra profética. Por ejemplo, se acaba de editar en castellano un nuevo volumen de los Cuentos completos de Ballard, otro visionario del futuro. ¿Pueden pensar en escritores de hoy que están —voluntaria o involuntariamente— contando nuestro futuro? Vean, por ejemplo, este reciente artículo de The Guardian: Science fiction: the realism of the 21st century.

- Como ejercicio filosófico contesten las siguientes preguntas con tal rigor que no tengan dudas de las respuestas: ¿Estás dormido o estás despierto? ¿Cómo sabés que no eres un robot o un androide? ¿Qué es la realidad? ¿Estás seguro que no vives dentro de un simulacro, que la realidad tal como la percibes no es una creación artificial por seres superiores que vos?

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